Desde hace un tiempo una sola pregunta orienta todas mis decisiones: ¿a qué contribuye ésto (que voy a decir, hacer, seguir, producir o consumir)? ¿Contribuye a la ilusión, a la confusión, al miedo, a la mentira? ¿O contribuye a la Verdad, a la Claridad, a la Libertad (todas formas del Amor)? Y es magnífico cómo una sola pregunta puede bastar para ordenar la mente y la vida.
Lo que voy a decir en esta canción con la letra, el tipo de sonidos y el ritmo, ¿contribuye a la ilusión, sumando confusión a la confusión, o contribuye a la libertad y a la liberación? ¿Te permite conectar con algo luminoso dentro tuyo, o impacta sobre lo grueso de tu sistema, sin llegar a destilarse en la sutileza de una inspiración?
La colaboración con este artista, ¿brindará energía creativa y conexión con la verdad, o será simplemente un entretenimiento que embote los sentidos, desconectándonos de la divinidad?
La propuesta estética que presento en una portada, foto o videoclip, ¿con qué energías conecta? ¿Violencia, degradación, una falsa idea de lo femenino? ¿O conecta con lo sagrado de la energía sexual, con una búsqueda genuina de lo femenino/masculino, con la sensualidad verdadera?
Es fácil caer en trampas. Todo está diseñado para hacernos «pisar el palito», porque vivimos en una gran trampa. La industria nos lleva a pensar que el éxito es vender, y también se encarga de mostrarnos que «lo que vende» es la violencia, la degradación, la depravación, el impacto sobre los centros inferiores, la animalidad, lo instintivo desligado del espíritu, la compulsión, la voracidad. Y todos, todas, en algún momento nos vemos inmersos en esta trama, corriendo como el conejo de Alicia en el país… sin saber hacia dónde, con un reloj en la mano, tentados con salir en «la prensa», participar en «los festivales», ganar premios de «la academia»… Todas instituciones del Gran Sueño que premian a los soñadores que enseñan a soñar.
Pero, ¿qué sentido tiene hacer música si no es para conectar? Primeramente con uno mismo, con esos lugares profundos del alma en donde logramos percibir algo de la Resonancia Universal para expresarlo en palabras, sonidos, emanaciones de energía que con-mueven a quien nos ve y nos escucha, no por lo que «nosotros» seamos o digamos sino porque encarnamos una Verdad colectiva, una Vibración colectiva, afinada con lo que realmente nos hace Humanos.
¿Y qué es Ser HUMANOS? Unirnos, encontrarnos, vernos, escucharnos, olernos, sentirnos. Crear juntos: unir nuestras individualidades para trascendernos, unir nuestras polaridades para engendrar: hijos, proyectos, obras, ideas… Reconocernos en el Otro y ver nuestra cara en su rostro-espejo: comprender que somos lo mismo -en diferente perspectiva-, y en esa epifanía rendirnos, sentirnos pequeños en este gran mundo (y en esa humildad, paradójicamente, engrandecernos, diluir la separación y pasar a formar parte del Todo, la única Consciencia que existe, la gran mente cósmica que sostiene todo lo que fue, es y será).
Un gran destino nos espera, si osamos despertar. La Humanidad puede ser otra cosa que la masa de sueño, ignorancia y confusión que es ahora.
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