Cuando un vínculo se acaba (es decir, cambia de forma, se transfigura), la primer tentación es reaccionar con enojo, y el enojo puede desviar el curso de nuestra Palabra: la palabra se vuelve rencorosa, vengativa, acusadora.
Hoy, aquí y ahora, asumo un nuevo compromiso en mi vida: poner suma atención a las palabras que pronuncie en torno al nombre y la energía de las personas con quienes exista algún conflicto o desentendido.
Me comprometo a pensar, hablar y actuar siempre con cuidado, con respeto, con dulzura y con Amor.
«En este instante abro mi corazón al perdón y al flujo de energía divina de la Vida. Limpio está mi corazón, limpia está mi mente, limpio mi cuerpo. Soy un canal de la expresión del amor divino. Nada puede afectarme porque estoy protegida y por siempre bendita. Yo cuido de mí, tomo responsabilidad de mi vida, mi cuerpo, mis pensamientos, mis actos, todo lo que concierne a esta individualidad presente, preciado regalo».
¡Mi compromiso es transformar todo en poesía!
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¡Gracias, Gran Espíritu, por el regalo de estar viva!
Aquí, ahora, sintiente, presente.
Mi compromiso es contigo: vivo por y para tu Obra,
Para celebrar esta Existencia y venerarte
Con cada pensamiento, acto, paso, acción.
Todo segundo cuenta en ti, que eres eterno.
Gracias por el regalo de Ver.
Gracias por el regalo de Sentir.
Gracias por el regalo del Perdón.
Gracias por el regalo de Vivir.
Yo enseño con mi Vida. Por eso soy Maestra.
Todo lo aprendo de ti. Por eso soy Aprendiz.
Tú te apareces con muchos rostros, Gran Energía Divina,
En el rostro de mis amigos y el de mis enemigos.
A veces, conviven bajo el mismo nombre,
Un nombre ficticio, atado a la experiencia terrenal,
No tu nombre sagrado, impronunciable y verdadero.
¡Dame clarividencia, para poder verte tras cualquier máscara!
¡Dame clariaudiencia, para poder oírte aún entre palabras bajas!
Dame compasión para escuchar tu voz aún entre las injurias,
Y ver tu rostro aún tras los ojos del enfado.
Dame paz, para disolver la guerra dentro mío y alrededor.
Dame humildad para siempre reconocer
Que es obra tuya lo que sucede por mi intermediación:
No hay “mí”, nada sale de mí, nada es por o para mí:
Todo para ti, para el mayor bien de todos los seres,
Para contribuir al Propósito Divino de la Existencia:
Despertar a la Verdadera Realidad de nuestro Ser.
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